El estudio de la radiestesia ha sido hasta hace muy poco un tema tabú en los medios de comunicación generalistas. Considerada como una pseudociencia o un conocimiento esotérico, en el sentido peyorativo de ambos términos, la radiestesia comienza a salir de la clandestinidad al que ha sido condenada por el ámbito científico.
Una parte de la población comienza a interesarse por este campo de estudio, dejando a un lado las supercherías atribuidas al mismo, como emplear péndulos para adivinar el futuro o realizar curaciones milagrosas, para volver a utilizar este arte con la misma finalidad que se hacía hace miles de años, es decir, desde buscar vetas de agua a evitar las geopatías en los hogares.
Ver estos días a Manuel Pimentel, abogado, diplomado en Alta Dirección de Empresas, máster en Prevención de Riesgos y doctor en Derecho, aunque más conocido por su cargo de Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales en el Gobierno de España, presentando su nueva novela «Dolmen» y hablando del desconocimiento actual sobre la radiestesia, es un pequeño paso hacia la normalización de este antiguo saber.
Hablando de por qué se construían los dólmenes en los lugares que los encontramos, Manuel Pimentel afirma, y nosostros así lo hemos comprobado, que la ubicación de los mismos se debe a tratar de ubicarlos en lugares «de poder», y con esto nos referimos a zonas concretas donde se cruzan líneas Hartmann, lineas Curry y vetas de agua, todo ello fácilmente comprobable con unas simples varillas de radiestesia.
El empleo de la radiestesia por nuestros ancestros, desde hace miles de años, es un hecho consumado, y al que cada vez se le va otorgando mayor importancia a la hora de estudiar su forma de vida. En la época de los castros, y gracias a las recientes excavaciones, podemos constatar que muchos de estos poblados estaban diseñados tratando de evitar las geopatías en los lugares donde pasaban más horas sin moverse, es decir, donde dormían.
Por suerte o por desgracia, detectar las geopatías se sigue haciendo con los mismos métodos ancestrales, las varillas, péndulo o varas de madera. Esto provoca un rechazo de raíz en buena parte de la población. Si para su estudio se emplearan técnicas o medios más sofisticados (y caros) posiblemente la radiestesia gozara de una mejor reputación.